Las maquinas Voirin, que pesan seis toneladas y media con una dimensión de cuatro metros y medio de largo, requieren de tres impresores para su funcionamiento. Tan sólo quedan alrededor de veinte ejemplares operando en el mundo, por lo que son muy apreciadas por las casas de edición artística europeas. En ellas se instalan piedras litográficas previamente dibujadas por artistas, para entintarse e imprimirse en papel. Esta joya de arqueología industrial es capaz de imprimir mil ejemplares por hora. Mitad reloj y mitad tren es precisa como ninguna. También es ideal para aprender sobre el uso del color, ya que permite al artista improvisar en pleno proceso de edición. A la vez, ayuda a comprender los fundamentos de la impresión industrial aún vigentes en las prensas de offset, cuyas placas imitan la textura de las piedras litográficas.
La prensa de La Buena Impresión es la única en su tipo usada para la enseñanza en cursos de especialización contribuyendo en la formación de artistas e impresores jóvenes, principalmente de comunidades rurales, con el objetivo de brindar educación artística, captar talentos y darles la proyección adecuada.